Castillo de Setenil de las Bodegas - Setenil de las Bodegas, Cádiz

SAAR I.

La gente de Setenil de las Bodegas es simplemente encantadora: amable, cercana y siempre dispuesta a ayudar con una sonrisa. Pasear por sus calles es sentirte como en casa. Un lugar acogedor que te abraza con su calidez humana y su belleza única. Sin duda, un pueblo con alma.

Jorge G.

Éste espolón rocoso enquistado en plena serranía de Cadiz y situado a 640m de altitud, con un profundo tajo creado por el río Trejo (Guadalporcún) que prácticamente rodeaba la villa fortificada le dió la merecida fama de inexpugnable.

Y tanto que fué a si, pues cuando esta importante villa se situó en la frontera castellano-nazarí fue objetivo de primer orden al estar situada en un enclave estratégico. Ya en tiempos del monarca Juan II de Castilla hacia 1402, sitió la villa hasta en siete ocasiones sin conseguir tomarla. El infante Fernando ''el de Antequera'' después de una serie de campañas exitosas también lo intentaría en 1410, sin éxito. No fue hasta la llegada de la artilleria de polvora cuando el castillo tendría los dias contados.. Como tantas fortalezas antaño inexpugnables.
Hacia 1484, Los Reyes Católicos mandan a Rodrigo Ponce de León, marqués de Cadiz a sitiar la villa. Más tarde llegaría los propios monarcas con un tren de artilleria compuesto por lombardas, cerbatanas y ribadoquines. La guarnición nazarí compuesta por dos centenares de soldados decidieron resistir. A los pocos dias con la artilleria ya situada al otro lado del tajo, empieza a abrir fuego rasante hacía las torres situadas en la entrada de la villa, mientras que las piezas de menor calibre disparaban en angulo parabólico hacia el interior de la villa causando innumerables bajas. Tras varios días el alcazar queda prácticamente destruido y parte de la villa aruinada, es entonces con la moral quebrada de los sitiadores cuando alcaide nazarí decide rendir la plaza sin opción ninguna de resistencia.

Tras varios siglos de espolio, abandono y presión urbana, lo que nos ha llegado a dia de hoy solo son algunos paños de muralla y la imponente torre del homenaje. Aún a si la sombra de ésta poderosa fortificación reside en nuestra imaginación más viva que nunca.

Descubre toda la información y la historia de ésta y muchas más fortalezas andaluzas en el instagram: @castlesofandalucia

Reseña E. V.

Visitamos el castillo de Setenil de las Bodegas y, aunque es pequeño, merece la pena. Por solo 2 € por persona, subes a la torre y disfrutas de unas vistas espectaculares del pueblo y su entorno. El acceso es rápido, está bien conservado y ofrece una panorámica ideal para hacer fotos y apreciar la historia del lugar. Una visita breve, económica y muy recomendable si estás paseando por el centro.

Luis G. J.

Es una delicia el paseo hasta los restos del castillo, y contemplar la única torre del Homenaje en lo más alto del pueblo en pleno casco urbano. Y a sus pies podemos observar el aljibe. Unas vistas impresionantes a la Villa con restos de la antigua muralla completan esta visita imprescindible si vienes a Setenil

Alberto M. G.

Precioso, más bonito de lo que me esperaba, pasamos un día estupendo disfrutando de las vistas, y la hostelería

Ricardo S.

El castillo en su exterior nada fuera de lo común. Lamentablemente estaba cerrado y no pudimos acceder a la parte superior donde se dice que tiene una gran vista. El pueblo en sí es muy bonito, clásico pueblo blanco del sur de España. Tener paciencia para poder aparcar, recomiendo aparcar lo más arriba posible e iniciar el recorrido por calle Reyes Católicos e ir bajando

Fernando R.

Preciosa localidad donde podrás disfrutar de su historia, vistas y casas y negocios típicos construidos en la misma roca, fiesta de moros y cristianos si vas a finales de octubre.

Todo un acierto y merece la pena su visita.

Gran variedad de bares y restaurantes.

Ármate de fuerza para visitarlo pues hay cuestas que son bastante duras, imposible para un minusvalido en silla de ruedas.

Cristian

Entrada 2€ en oficina de turismo, incluye aljibe, torreón del homenaje y casa de la damita, nada del otro mundo